Preparando un examen final Parte II

Uno de los hechos más temidos en la vida de un estudiante universitario, es el momento de dar un final y todo lo que esto implica: decidirse, anotarse y sentarse a estudiar.
No queda otra más que horas y horas de "cola-silla", sacrificando horas de sueño, principalmente, aunque haya más cosas en la lista seguramente más atrapantes que teorías pasadas de  moda que hay que memorizar para repetir delante del profesor.
Como ya dije, incrementé algunos kilos acá encerrada. Considerando que estamos en invierno y que la mayoría de los días el cielo estuvo gris y el clima helado, no tuve muchas más opciones que obligarme a leer, resumir y resaltar palabras clave.
Voy contando los días que faltan para rendir, tachando en el calendario cual preso condenado a muerte. Y si, es un poco como morirse, pero no en el sentido estricto de la palabra, claro. Los nervios, la tensión, ese cosquilleo en la panza, las manos heladas, sentir que te falta un poco el aire y que todo se vuelve un poco surreal mientras llegás a destino.
Siempre trato de autoconvencerme que no pasa nada, que lo peor que puede pasar es desaprobar, pero que yo voy por el aprobado, voy por el sí. Pero es más que eso, porque se supone que vos invertiste tu tiempo y te exponés ahí con el valor suficiente y saber que no alcanzó es realmente frustrante y más si te lo dicen en la cara. Es la trampa de los exámenes orales, a la que voy a someterme como mínimo 35 veces más así que mejor que me vaya acostumbrando y logre resolverlo de la mejor manera.
De última puedo fingir un ataque de nervios, arañarle toda la cara a quien tenga adelante y salir gritando y agitando los brazos. Igual no creo que sea la mejor opción.
Sigo repasando resúmenes y tipeando resúmenes de resúmenes hasta el cansancio.
Qué lindo ser estudiante!


Denisa

Comentarios