- Acordarse siempre de tener víveres básicos muy necesarios, como fideos, yerba, arroz, leche y queso crema (un lujo a veces)
- uno se da cuenta del maravilloso invento que fue el LAVARROPAS. Se anhela y se desea, y se detesta la pila de ropa sucia apelotonada en el placard.
- De alguna manera te las arreglás para lavar, cocinar y repasar los apuntes antes de salir a cursar. En serio.
- La bacha de la cocina no se va a autolimpiar aunque prendas y apagues la luz reiteradamente. Nunca (lamentablemente)
- Hay días en que te gustaría escuchar la voz de tu vieja diciendo lo mucho que te extraña. Casi nunca pasa en los momentos de debilidad.
- Te hacés chef amateur y aprendés a improvisar recetas sin nombre, mezclando huevo, mostaza y lo que haya en la heladera. Te sentís una Maru Botana cualquiera, o mejor una Narda Lepes. Si salió rico, te sentís realizada.
- La radio y el mate, compañías infaltables a la hora de estudiar.
- Te das cuenta lo importante que fue que tu vieja te haya explicado cosas "por las dudas a tener en cuenta".
- Abrelatas y colador: utensilios infaltables. Tampoco viene mal una cuchara para melón (?)
- Es inevitable ponerse filosófica y melancólica con tanto silencio y soledad.
- El tender es uno de los regalos más útiles que pueden hacerle a tu vida. Bueno, no tanto, pero es muy útil.
- La posibilidad de bailar por todo el departamento sintiéndote una super estrella y agradecer no tener vecinos demasiado visibles.
- Entender que ir al banco es algo común y corriente...aunque sienta que un día la maquinita me va a comer por apretar el botón equivocado.
- Empezás a extrañar la comida casera y elaborada.
- Desarrollás una aversión a los panchos, fideos y al arroz blanco.
- LLegás y no tenés que dar explicaciones de nada a nadie.
- No conocés a los vecinos, pero saludás igual.
- Odiás a los dearriba, que hacen ruido cuando tratás de concentrarte en leer y encima, te cuelgan la ropa chorreando sobre la tuya.
- El colectivo, el taxi y tus dos piernas, son tus opciones motrices, con suerte se suma una bicicleta.
- Te dan ganas de salir corriendo y volver a casa, pero al ratito se te pasa.
- Es muy necesario aprender a cambiar los cueritos de las canillas: yo aún no aprendí.
- Soñas con un pastel de papas o un guiso de lentejas en los días invernales.
- Escuchás la lluvia y estás en contacto con tu interior, o bien empezás a maldecir porque justo tenés que irte a cursar.
Denisa. Agosto 2010.
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