un cuatrimestre que se va

Qué dificil es sentarme nuevamente ante la pantalla en blanco y tener tanto por decir y escribir, y a la vez quedarme con la sensación de que no va a ser suficiente descripción todo lo que deje acá plasmado.
Supongo que puedo resumirlo de la siguiente manera:
Los últimos meses de mi vida han sido...fantásticos, increíbles, llenos de aprendizaje, con quiebres necesarios y suficientes, gente que se fue y personas que entraron a mi vida y son parte de este camino que empecé.
Estar viviendo en otra ciudad, no conocer a (casi) nadie, hacerse cargo de limpiar, cocinar, hacer las compras, levantarse para cursar cuando sabés que si querés podés seguir durmiendo. Absolutamente todo eso que te hace crecer y darte cuenta que lo que querés lo podés conseguir con hacer el esfuerzo debido.
Estoy recibiendo más de lo que jamás esperé y estoy muy agradecida por eso. Ahora sólo queda seguir por este camino y llegar a la meta. No, no estoy hablando de drogas. Estoy hablando de llegar a lo que uno siempre soñó e imaginó, y el miedo que da llegar a lo conseguido, a cumplir lo prometido. Supongo también que estoy aprendiendo de hasta lo más impensado.
Quedan los viajes, las risas, las anécdotas, las comidas y salidas, los mates siempre amargos, los bizcochitos que hacen compañía, la radio y el televisor, los vecinos ruidosos, las calles, Omar -el de la despensa-, el mar inmenso que te envuelve, la lluvia y el sol, los colectivos repletos, las viejas que piden el paso, los anuncios publicitarios, las fotocopias y resaltadores, los cuadernos rayados y las biromes, el constante olor a budín de limón de las aulas, la falta de computadora y por ende, de comunicación, las visitas, las llamadas, los mensajes, la soledad que te estruja los huesos hasta hacerte reventar, la comida simple, las empanadas gigantes de La Pepa, la infinita cantidad de chocolatada, las masitas, la yerba, la salsa y el café. Y al final de todo, te sentís que sos vos. Vos y el mundo que tira hacia delante.
Vamos.

U.

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