No (me) Soporto!

Es domingo. Alrededor de las cuatro y media. Y otra vez me encuentro en la misma situación de no saber qué hacer. No hay ánimos para la lectura, ya vi algunas películas repetidas, de esas que te gusta volver a ver. Pero me empiezo a sentir mal, por ponerle un rótulo. No sé si salir a caminar, si dormir, o comer alguna porquería, pero creo que nada me promueve a sacarme esta sensación.
No quiero más domingos. No entiendo todavía el por qué de este desagrado total a este día de la semana, que ni siquiera debería existir. Es el fín y el comienzo, y eso se convierte en aburrimiento, algo que no es común en mí, no suelo aburrirme, pero esto me sobrepasa y no sé cómo arreglarlo.
Y acá empieza la desesperación de no saber cómo calmarme.
Una ventanita que se abre y titila. Es bajo.
Al fin alguien escuchó mi ruego y me saca de esto. No sé dónde me encuentro, pero ya tengo una excusa para abandonar estas cuatro paredes y no sentirme tan loca.
Me malhumoran en mi casa, mucha gente en poco espacio, da como resultado, peleas, discusiones o entrometimientos innecesarios, e incluso molestos.
Voy a buscar la mochila con un par de cosas, y esperar el momento indicado para dar el portazo y salir corriendo.
Son las 4:44 otra vez.

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